miércoles, 30 de mayo de 2012

NADIE PODRA DERROTARTE


En la vida nos enfrentamos a grandes batallas todos los días.  Algunas amenazan con debilitarnos, destruirnos, derrotarnos y aplastarnos.  Pero si sigues unas instrucciones especificas y simples que te daré a continuación serás más que vencedor.  Este mandato se lo dio a Josué y hoy te lo da a ti también:  “Nadie podrá derrotarte jamás, porque yo te ayudaré, así como ayudé a Moisés. Nunca te fallaré ni te abandonaré. Pero tú debes ser fuerte y valiente, porque serás tú quien guíe al pueblo de Israel para que reciba el territorio que les prometí a sus antepasados. Sólo te pido que seas muy fuerte y valiente. Así podrás obedecer siempre todas las leyes que te dio mi servidor Moisés. No desobedezcas ni una sola de ellas, y te irá bien por dondequiera que vayas. Nunca dejes de leer el libro de la Ley; estúdialo de día y de noche, y ponlo en práctica, para que tengas éxito en todo lo que hagas”. Lo voy a parafrasear para ti:  Nadie te va a derrotar porque Dios te ayudará siempre.  El nunca te fallara ni te abandonara.  Pero tú tienes que hacer tu parte:  ser fuerte y valiente, porque tu vas a guiar a otra gente a recibir las bendiciones que Dios tiene determinadas para ellos.  Obedece la palabra de Dios en todo.  Ponlo en práctica todo el tiempo y tendrás éxito en todo lo que hagas. 

HOY TE DIGO que tienes un emplazamiento divino para ayudarte y que tengas éxito en todo.  Pero tienes que cumplir con unos requisitos simples y sencillos:  ser fuerte y valiente y cumplir en todo con la palabra de Dios.  A tu vida llegaran momentos duros y difíciles  de enfrentar, o sea, no todo va a ser fácil.  Por eso Dios te dice que tienes que ser fuerte y valiente.  Pero te da de referencia  su palabra, para que cumplas todo lo que El quiere y así tendrás éxito en todo.  En palabras más sencillas:  Si haces las cosas como agradan a Dios, El te respalda, nunca te falla ni te abandona.  Estas dispuesto a cumplir tu parte?  Dios esta ofreciéndote un buen trato.  Te toca  aceptar el reto y tener éxito en la vida.  El se reitera diciéndote:  No te dejare, ni te fallare.  Estaré contigo a donde quiera que vayas.

martes, 29 de mayo de 2012

PORQUE DUDAS?


Leyendo la historia de un hombre llamado Sísara.  Era el jefe del ejército del Rey Jabín.  Este rey trató con crueldad y violencia a los israelitas por 20 años.  Hasta que ellos le suplicaron a Dios que los salvara.  Estaba sentada bajo una palmera Débora, la profetisa, como la conocían.  La gente consultaba sus problemas con ella.  Un día Débora manda a buscar a Barac y le dijo que Dios le ordenaba ir a tal sitio a pelear con el rey y sus soldados, pero Dios le daría la victoria.   El le dice que si ella no iba con él, no iría.  Ella accede, pero le advierte que no sería él quien mataría a Sisara, sino una mujer.  Así sucedió.  Se enfrentaron, Dios confundió el ejército enemigo, y murieron todos los soldados.  Sisara huyó y llegó a casa de Jael, ella le ofrece entrar.  Como estaba tan cansado de la batalla, se quedó dormido y ella le entierra una estaca en la cabeza y así lo mata.   Luego atacaron al rey hasta vencerlo.  Dios le dio la victoria a los israelitas. 

HOY TE DIGO que esta historia tiene grandes lecciones.  Cuando Dios te ordena ir a un sitio a pelear es porque ya te tiene garantizada la victoria.  Este hombre puso su confianza en Débora.  Demostró falta de fe.  Necesito reforzar su confianza en Dios al pedirle a Débora que lo acompañara. Esto le costó que en vez de él llevarse el honor de matar al jefe del ejercito, le dio el honor a una mujer.  Cuando Dios te da una orden tienes que cumplirla al pie de la letra, porque El quiere engrandecerte y darte la victoria.  Si te falta fe o tienes dudas, tendrás que compartir tus logros con los que Dios designe a hacer lo que tú no fuiste capaz de hacer.  Hoy te digo como dijo la profetisa Débora en Jueces 4:15:  “¡En marcha, que hoy Dios te dará la victoria¡ Y Dios mismo va al frente de tu ejército!”.  Porqué dudas?  Cuando Dios te envía, te respalda. Y tu victoria está garantizada.

sábado, 26 de mayo de 2012

ELLA NO ESTA MARCADA


La reputación es la opinión que los demás tienen de nosotros.  Cualquier acto, comportamiento  o palabra que hagamos o digamos, la gente pone una marca sobre nosotros.  Hay mucho discrimen contra la mujer.  Tienden a criticarla, juzgarla y condenarla, aun más que a los hombres, por circunstancias que no están bajo su control.  Si se divorcia, si fue maltratada, si es fuerte de carácter, si no se deja dominar por nadie, si se expresa libremente.  En fin la sociedad tiende a marcarla simplemente porque se creen con el derecho de juzgar y condenar al que se comporta de manera diferente.   Pero Dios en su misericordia dice: “ella no está marcada”.  En su eterno amor no juzga, no condena; tampoco marca señala o descarta.  Dios te amo, te escogió, y te delegó un propósito, el cual, a pesar de la opinión de los demás, hará cumplir en ti.  En la biblia cuenta la historia de una mujer que el pueblo quería apedrearla porque decían que era adultera, y ese era el castigo por ese delito.  El hombre también cometió el mismo acto pero nadie lo señala.  Cuando todos tienen piedras en sus manos y están a punto de lanzarlas, aparece un hombre misericordioso a hacerle justicia.  Con este acto le quito la marca que todos habían puesto en su vida (Juan 8:1-12).

HOY TE DIGO que Dios te quita esa marca que la sociedad te quiere imponer.  Hoy Dios toma la posición de tu abogado defensor y le hace justicia a tu causa  Hoy Dios dice:  Ella no está marcada”.  A pesar de las circunstancias y de lo que le ha tocado vivir, he puesto destino y propósito en ella.  Pero a ti Dios te borra las marcas del pasado y te coloca en posición de altura y relevancia para que los que un día te marcaron, te señalaron, te juzgaron y te condenaron tengan que ver la misericordia de un Dios de amor que no le da importancia a las marcas de la sociedad y tiene un buen final para tu historia. 

martes, 22 de mayo de 2012

LO QUE SALE DEL CORAZON


Siempre hemos sido selectivos en cuanto a las cosas que vemos, escuchamos, leemos; o con la gente que nos pasamos.  Sabes? Eso no es lo que hace daño aunque tiene que ver en gran manera.  En el mundo nos topamos con toda clase de gente, con tantas cosas y circunstancias, con tanta información que nos llega a diario, que tenemos que analizar qué cosas nos está influyendo.  Muchas cosas entran a nuestra vida que pueden cambiar nuestra conducta.  Si nos pasamos con gente negativa, terminamos negativos también.  Si nos pasamos con gente que dice malas palabras todo el día, terminamos repitiéndolas.  Si nos pasamos con gente que no tiene un buen comportamiento, terminamos haciendo cosas que no debemos.  Asimilamos estos comportamientos como normales y al final nos comportamos igual.  Si por el contrario te juntas con gente positiva, de buen ánimo, de fe, de alegría, que le gusta buscar de Dios, que le alaba, que le cree; así terminaras comportándote. En mateo 15:18 dice:  “Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona.  Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias”.

Hoy te digo que lo sale de tu corazón es el reflejo de lo que entró.  Es lo que procesas, lo que asimilas y una vez lo expulsas eso es lo que siente tu corazón.  Cuida mucho tu andar, tu comportamiento, tus palabras, tus hechos, porque esto es lo que sale del corazón.  Eso quiere decir que la información que aceptaste, termina convirtiéndose en tu comportamiento y eso es lo que sale de tu corazón.  En simples palabras:  Lo que entra por tu boca, sale por tu corazón.  Deja entrar por tu boca cosas buenas y positivas, palabra de fe y de aliento; y eso tendrás para dar.

viernes, 18 de mayo de 2012

SIGUE INSISTIENDO


Le voy a contar  la historia de una mujer cananea (no Judía) que clamaba a Jesús porque su hija era atormentada por un demonio.  Gritaba a viva voz, pidiendo ayuda para su hija.  Grande era su desesperación. “Señor, hijo de David, ten misericordia de mi” gritaba y le pedía que sanara su hija.  Pero Jesús no le respondió.  Los discípulos le decían a Jesús que la despidiera porque iba gritando detrás de ellos. Jesús le contesta que Dios lo envió para ayudar a los israelitas pues están como ovejas perdidas.  La mujer se acerco y le dijo:  Señor, ayúdame!!! El le contesto:  no está bien quitarle la comida a los hijos para echársela a los perrillos.  A lo que ella le contesta: “Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Jesús le contesto: “Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora” (Mateo 15:21).  Esta historia es un buen ejemplo de cuando insistimos Dios nos contesta lo que pedimos.  Insistir es la forma de creer que Dios lo puede hacer.  Si no has recibido respuesta a tu oración, sigue insistiendo.  Con tu insistencia le estás diciendo a Dios que El es el único que lo puede hacer.  De esa manera llama la atención de Dios, y El se fijara en ti y dirá como lo dijo a esta mujer: “Grande es tu fe, hágase como tú quieras”.
HOY TE DIGO que esta historia que les conté es el vivo ejemplo de que cuando insistimos le estamos diciendo a Dios que le creemos, que solo El lo puede hacer, que no vamos a parar de orar hasta que El lo haga.  A veces nos rendimos, desistimos, nos cansamos y dejamos de pedir y por eso las cosas no se dan.  Cuéntale a Dios tu necesidad y luego insiste.  Sigue insistiendo que es tu forma de decir:  Dios te creo.  Con eso Dios  te contestará:  Tu sí que tienes confianza en mí, lo que me has pedido se hará.

miércoles, 9 de mayo de 2012

ME ESCONDI…



Leyendo en Génesis 3:10 dice: “Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, pues estoy desnudo. Por eso corrí a esconderme”. Cuando Dios termina su creación, que hizo el huerto del Edén, y puso a Adán y Eva allí, pero le dio una orden clara de no comer de cierto árbol.  La curiosidad los llevo allí, y fueron convencido de que no había nada malo en probar aquel fruto.  Era una contra orden de alguien que no era su creador.  Hicieron justo lo contrario de la orden de Dios, y comieron del fruto del árbol.  Todo lo negativo de lo que Dios le quiso librar, lo descubrieron al desobedecer.  Se abrió su mente y su imaginación y le costó un precio muy alto esa desobediencia.   Cuando Dios los busca, donde se supone que estuvieran, ellos corrieron a esconderse.  Tuvieron que admitirle a su creador que le habían fallado.  Sabían que tendrían que pagar consecuencias y tuvieron miedo.  Se escondieron.  Luego salieron a justificar su conducta, e inmediatamente Dios le explicó lo que iba a pasar de ahí en adelante.  Eso también sucede cada día en nosotros cuando pecamos.  Desobedecemos la voz de Dios,  nos ocurren cosas negativas y nos ocultamos de su presencia.  Sentimos miedo porque sabemos que hay consecuencias por tu conducta.  Cuando Dios te confronta pones todo tipo de excusas, tratando de quedar bien con El.  Sabes que desobedecer a Dios tiene consecuencias y a veces las pagamos con un terrible desenlace.  A su perfecta creación le toco abandonar el lugar más hermoso que Dios había creado para ellos; y también le puso un castigo a los tres.  La mujer pariría con dolor, el hombre trabajaría con el sudor de su frente y la culebra se arrastraría por la tierra.  Todavía esas consecuencias repercuten en nuestra generación.  Ten cuidado con lo que haces hoy, porque mañana afecta a todos los tuyos.

HOY TE DIGO que desobedecer la voz de Dios tiene fuertes consecuencias.  Por eso te sientes tan mal cuando pecas, y corres a esconderte porque te da miedo la presencia de Dios.  El pecado te aleja de su presencia y sientes miedo a enfrentar las consecuencias.  Corres a esconderte de un Dios que todo lo sabe y todo lo ve.  Sabes que tu comportamiento tiene sus consecuencias.  Si lo haces bien, tendrás recompensas, pero si lo haces mal tendrás tu castigo.  No corras a esconderte de la presencia de Dios.  Corre a arrepentirte y a humillarte ante El, y con amor y misericordia te guiara por el buen camino.  No vuelvas a esconderte de El, corre a su presencia arrepentido y humíllate y recibe su perdón.