Un sustito es una reacción del cuerpo o de la mente ante un estímulo inesperado o repentino. La reacción puede ser de sobresalto, nerviosismo, temblor, palpitaciones o respiración acelerada. Nos asustamos cuando alguien nos dice: "tengo que decirte algo", cuando vamos a tomar un examen, cuando esperamos algunos resultados, cuando esperamos la llegada de un bebé, en la sala de operaciones, cuando vamos a participar por primera vez en algo. "Tengo un sustito" es una expresión que denota que algo está por suceder, y estas tan ansioso de ver que tu corazón se agita y palpita aceleradamente. Pues hoy tengo un sustito porque estoy esperando el milagro que Dios va a hacer en mi vida. Tengo un sustito porque pronto llegará mi bendición. Tengo un sustito porque Dios me concedera mi petición. Tengo un sustitio porque cuando llegue eso que estoy esperando, que ya está despachado, no se como reaccionaré. Porque he esperado tanto, he orado tanto, lo he deseado tanto, lo he imaginado tanto, que me asusta no saber que hacer cuando lo reciba. Si tienes un sustito en tu corazón, tu bendición está despachada, tu petición ya está concedida, tu milagro está hecho. Ese sustito solo es el anticipo o la señal de que ya no esperas mas, que hoy te tocan a la puerta y te dan tu entrega especial.
HOY TE DIGO que si sientes un sustito, un palpitar en tu corazón, tu pulso acelerado, temblando de los nervios es porque estas próximo a recibir tu bendición, tu petición o tu milagro. La emoción que te embarga es el Espíritu de Dios trabajando en tus emociones. Lo que tanto has esperado, lo que tanto has deseado, el milagro por el que has clamado, ya está despachado. Es natural que te sientas asustado, sorprendido y emocionado. Dios ha acelerado tu bendición y en cuestión de días la verás. En Daniel 10:11-13 dice: "Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme"