“He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla” (Números 23:20) Esta es una palabra que debes recibir en tu corazón. Cuando Dios ordena bendiciones para ti, no hay manera de revocarlas. Es la historia del Rey Balac que pedía a un hombre de Dios llamado Balaam que maldijera a los enemigos, porque eran muchos y lo iban a vencer. La única solución a su problema era este hombre; de quien se decía que cuando bendecía en nombre de Dios la bendición llegaba pero cuando maldecía, también llegaba la maldición. En varias ocasiones este Rey le pide que maldiga a este pueblo, y tras consultarlo con Dios, El le ordena que no lo maldiga. Ante tanta insistencia de este Rey, y tras Dios contestar lo mismo una y otra vez, declara esta palabra profética a favor de esta nación. Y sucedió así, que Dios bendijo este pueblo y nunca revocó su bendición.
HOY TE DIGO que hay orden de bendición para tu vida, y nadie podrá revocarla. No importa cuánto tus enemigos le cuestionen a Dios, si eres merecedor de esta bendición, llegara a tu vida y nadie podrá impedirla. Las bendiciones que Dios te va a entregar fueron asignadas para ti y aunque el universo se oponga, llegaran porque hay orden divina para eso. Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta (Núm. 23:19). Jamás Dios cambiara de opinión cuando ya ha decidido bendecirte.
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