Alguna
vez has sentido que se acerca el final de algo en tu vida que no quisieras que
ocurriera. Sientes un frio en el alma
porque sabes que se acerca el final, y nada de lo que hagas puede cambiar las
cosas. Analizas y piensas como puedes
cambiar la historia, pero ya no depende de ti.
Así se sentía Jesús cuando estaba en Getsemaní. Aunque andaba con sus discípulos sabia que a
la hora de la verdad iba a estar completamente solo. En el proceso se fue a orar y sentía una
tristeza profunda. Le pedía a Dios el
padre que lo librara de ese sufrimiento, pero que quería hacer su
voluntad. Todos durmiendo y él seguía orando. Sentía que moría de dolor. Sabía que era duro lo que venía y que era difícil
de soportar. Oro una y otra vez pidiendo
fuerzas para lo que iba a enfrentar. Finalmente,
se da cuenta que era hora de que lo entregaran y no pudo evitar sentir el frio
del final.

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