Viendo
una pelea de boxeo, donde ambos hombres se golpean fuertemente, uno de ellos va
ganando cómodamente. Ya lo había vencido
en una ocasión y esperaba vencerlo nuevamente.
Faltando un segundo para terminar ese “round” el que tenía la desventaja
da un golpe sorpresivo y vence a su oponente.
Todos quedan asombrados con el inesperado giro que tomo el combate. Ante su
propia sorpresa y faltando un segundo derribo a su oponente. Así es la vida. A veces nos encontramos en situaciones
que parecen estár venciéndonos, pero solo necesitamos un segundo con fe para
que Dios transforme nuestra aparente derrota en una victoria espectacular. Es pues la fe la confianza de que en verdad sucederá
lo que esperamos” (Hebreos 11:1).
HOY
TE DIGO que si estas en un combate donde aparenta no tener oportunidad de triunfo,
donde has peleado duro pero tu adversario es más fuerte, donde crees que ya no hay
mucho por hacer, faltando un segundo Dios puede cambiar el panorama. No todo está escrito mientras no pierdas la fe. En poco tiempo Dios hace mucho. Tienes un segundo para creer y declarar que
el milagro que tanto esperas está a punto de suceder. Faltando un segundo Dios hace milagros.
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