viernes, 18 de mayo de 2012

SIGUE INSISTIENDO


Le voy a contar  la historia de una mujer cananea (no Judía) que clamaba a Jesús porque su hija era atormentada por un demonio.  Gritaba a viva voz, pidiendo ayuda para su hija.  Grande era su desesperación. “Señor, hijo de David, ten misericordia de mi” gritaba y le pedía que sanara su hija.  Pero Jesús no le respondió.  Los discípulos le decían a Jesús que la despidiera porque iba gritando detrás de ellos. Jesús le contesta que Dios lo envió para ayudar a los israelitas pues están como ovejas perdidas.  La mujer se acerco y le dijo:  Señor, ayúdame!!! El le contesto:  no está bien quitarle la comida a los hijos para echársela a los perrillos.  A lo que ella le contesta: “Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Jesús le contesto: “Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora” (Mateo 15:21).  Esta historia es un buen ejemplo de cuando insistimos Dios nos contesta lo que pedimos.  Insistir es la forma de creer que Dios lo puede hacer.  Si no has recibido respuesta a tu oración, sigue insistiendo.  Con tu insistencia le estás diciendo a Dios que El es el único que lo puede hacer.  De esa manera llama la atención de Dios, y El se fijara en ti y dirá como lo dijo a esta mujer: “Grande es tu fe, hágase como tú quieras”.
HOY TE DIGO que esta historia que les conté es el vivo ejemplo de que cuando insistimos le estamos diciendo a Dios que le creemos, que solo El lo puede hacer, que no vamos a parar de orar hasta que El lo haga.  A veces nos rendimos, desistimos, nos cansamos y dejamos de pedir y por eso las cosas no se dan.  Cuéntale a Dios tu necesidad y luego insiste.  Sigue insistiendo que es tu forma de decir:  Dios te creo.  Con eso Dios  te contestará:  Tu sí que tienes confianza en mí, lo que me has pedido se hará.

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