Siempre
hemos sido selectivos en cuanto a las cosas que vemos, escuchamos, leemos; o
con la gente que nos pasamos. Sabes? Eso
no es lo que hace daño aunque tiene que ver en gran manera. En el mundo nos topamos con toda clase de
gente, con tantas cosas y circunstancias, con tanta información que nos llega a
diario, que tenemos que analizar qué cosas nos está influyendo. Muchas cosas entran a nuestra vida que pueden
cambiar nuestra conducta. Si nos pasamos
con gente negativa, terminamos negativos también. Si nos pasamos con gente que dice malas
palabras todo el día, terminamos repitiéndolas.
Si nos pasamos con gente que no tiene un buen comportamiento, terminamos
haciendo cosas que no debemos. Asimilamos
estos comportamientos como normales y al final nos comportamos igual. Si por el contrario te juntas con gente
positiva, de buen ánimo, de fe, de alegría, que le gusta buscar de Dios, que le
alaba, que le cree; así terminaras comportándote. En mateo 15:18 dice: “Pero lo que sale de la boca viene del
corazón y contamina a la persona. Porque del corazón salen los malos
pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos,
los falsos testimonios y las calumnias”.
Hoy
te digo que lo sale de tu corazón es el reflejo de lo que entró. Es lo que procesas, lo que asimilas y una vez
lo expulsas eso es lo que siente tu corazón.
Cuida mucho tu andar, tu comportamiento, tus palabras, tus hechos,
porque esto es lo que sale del corazón. Eso
quiere decir que la información que aceptaste, termina convirtiéndose en tu
comportamiento y eso es lo que sale de tu corazón. En simples palabras: Lo que entra por tu boca, sale por tu corazón. Deja entrar por tu boca cosas buenas y
positivas, palabra de fe y de aliento; y eso tendrás para dar.
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