Leyendo
la historia de un hombre llamado Sísara.
Era el jefe del ejército del Rey Jabín.
Este rey trató con crueldad y violencia a los israelitas por 20
años. Hasta que ellos le suplicaron a
Dios que los salvara. Estaba sentada
bajo una palmera Débora, la profetisa, como la conocían. La gente consultaba sus problemas con
ella. Un día Débora manda a buscar a
Barac y le dijo que Dios le ordenaba ir a tal sitio a pelear con el rey y sus
soldados, pero Dios le daría la victoria.
El le dice que si ella no iba con él, no iría. Ella accede, pero le advierte que no sería él
quien mataría a Sisara, sino una mujer. Así
sucedió. Se enfrentaron, Dios confundió el
ejército enemigo, y murieron todos los soldados. Sisara huyó y llegó a casa de Jael, ella le
ofrece entrar. Como estaba tan cansado
de la batalla, se quedó dormido y ella le entierra una estaca en la cabeza y así
lo mata. Luego atacaron al rey hasta
vencerlo. Dios le dio la victoria a los
israelitas.
HOY
TE DIGO que esta historia tiene grandes lecciones. Cuando Dios te ordena ir a un sitio a pelear
es porque ya te tiene garantizada la victoria.
Este hombre puso su confianza en Débora.
Demostró falta de fe. Necesito reforzar
su confianza en Dios al pedirle a Débora que lo acompañara. Esto le costó que
en vez de él llevarse el honor de matar al jefe del ejercito, le dio el honor a
una mujer. Cuando Dios te da una orden
tienes que cumplirla al pie de la letra, porque El quiere engrandecerte y darte
la victoria. Si te falta fe o tienes
dudas, tendrás que compartir tus logros con los que Dios designe a hacer lo que tú
no fuiste capaz de hacer. Hoy te digo
como dijo la profetisa Débora en Jueces 4:15:
“¡En marcha, que hoy Dios te dará la victoria¡ Y Dios mismo va al frente
de tu ejército!”. Porqué dudas?
Cuando Dios te envía, te respalda. Y tu victoria está garantizada.
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