La
palabra tiene poder. Cualquier palabra
que digas con autoridad envía un mensaje y el universo se estremece. Si lanzas bendición llega a su destino, pero
la maldición también llega. En Números
6:23 te da un ejemplo de cómo bendecir tus hijos y dice: “Que
el SEÑOR te bendiga y te proteja. Que el SEÑOR sonría sobre ti y sea
compasivo contigo. Que el SEÑOR te muestre su favor y te dé su paz”. Esta es una fuerte declaración de bendición para
nuestros hijos. Transforma en palabras de bendición el despertar de cada día. Lanza bendición sobre tus hijos y estarán cubiertos
durante todo el día. Saca unos minutos
para bendecirlos. Imagina que serán las últimas
palabras que podrás decir a tus hijos. Imagina
que será lo último que recibirán en este día.
Imagina que es todo lo que tienes para darle y lanza una oración de bendición. Nada malo los toca. Nada los daña. Nada arruina su futuro.
HOY
TE DIGO que toda palabra que digas al universo tiene una fuerza de atracción sobre
el que la lances. Por eso en este día
empieza a decir palabras de bendición sobre tus hijos. Cancela toda palabra negativa y declara que
hoy las bendiciones de Dios los alcanzan, los protege y los hace
resplandecer. Tus hijos jamás se dañaran,
caminaran en paz y prosperaran. No
fracasaron donde nosotros fracasamos, tendrán éxito en todo lo que emprendan y serán
feliz como nunca nadie jamás lo ha deseado.
Queda lanzada esta palabra al universo y el Dios bondadoso lo hará
cumplir sobre nuestros hijos siempre.
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