A
veces en la vida nos toca librar durar
peleas. Si estás viviendo esos duros
momentos en que sientes que pendes de un hilo, que de un momento a otros el
hilo se rompe y te caes, que es tu oportunidad de dar el último golpe y ganar,
o que te lo den y perder. Es tu día para
mirar arriba, al Dios que puede cambiar las cosas. Quizás has tenido una vida errática, has
coqueteado con el peligro y con la violencia; tal vez has vivido como bala
perdida sin rumbo ni dirección. Si estas
peleando la batalla más dura de tu vida, solo hay uno a quien puedes mirar y
declararte ganador. Cuando el fino hilo
de la vida está a punto de reventarse, aun en ese último momento puedes clamar a
Dios y vendrá en tu ayuda.
HOY TE DIGO que en algún momento nuestra
vida pende de un hilo ya sea por las malas decisiones que tomamos o por
circunstancias fuera de nuestro control.
Pero no importa si no te puedes sostener, porque hay un padre amoroso
con los brazos abiertos dispuesto a sostenerte cuando te caigas. Hay un Dios que no ha apartado su mirada de
ti ni un instante, porque sabe que estas
en un momento muy crucial y te dice: “Te
haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis
ojos”.
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