lunes, 31 de octubre de 2011

SOMOS ALPINISTAS


Leyendo algo sobre el alpinismo, se le conoce como el arte de recorrer montañas, afrontando los peligros con prudencia.  Es un deporte muy practicado en Europa.  La persona que le gusta este deporte pretende escalar o subir montañas de 13,000 pies de altura sobre el nivel del mar, generalmente en forma vertical, donde  hay poco oxígeno y tienes que enfrentar dificultades meteorológicas, como el hielo o la nieve.  Para esto necesitas un equipo básico que consiste de un ancla, dos sogas, hacerle unos nudos, un freno y unos guantes.  El ancla es el instrumento que lanzas para llegar al punto que te has fijado y el que te va sostener mientras sube.  Las dos sogas, las utilizas una para subir y la otra para bajar o si te falla la primera.  Hacerle nudos a la soga es la manera de asegurar que tus pasos sean precisos y si te resbalas, paran en un momento determinado y no caigas precipitadamente al vacío.  Los guantes son los que te sostienen para que tus manos no resbalen a causa del sudor, para que no te lastimes o para que no se congelen en caso de mucho frío.  El mayor logro de un alpinista es lograr su meta y llegar al punto de máxima elevación que se había fijado.  Por lo general este punto es tan alto, que tendrás que ascender en forma vertical.  Tienes que ir subiendo y en ocasiones no podrás ver la cima, así que tendrás que continuar escalando o subiendo, aun cuando a simple vista no veas el camino, pero sabes que en algún momento llegaras.  Si te detienes porque no ves la cima, puedes estar cerca de alcanzarla y por dudar no llegar al lugar de tu destino.  Todos somos alpinistas.  Nos toca escalar montañas en la vida que parecen imposible de lograr, pero si caminamos confiados que existe una cima a donde vamos a llegar, lo logramos.  Como cristianos tenemos unos instrumentos que nos facilitan el camino.  El ancla es Dios que nos tenemos que mantener agarrados de El, que nos  va a sostener hasta llegar al lugar de  destino.  Las sogas es la fe, que te hace subir y aunque no veas el punto final, confías en que existe.  Los guantes son la palabra de Dios que hace que no salgas lastimado, que no resbales, que no te congeles en el camino.  Esa palabra hace que te agarres de las sogas con la firmeza que el ancla te sostiene y no te vas a caer.


HOY TE DIGO que en la vida todos somos alpinista y nos toca escalar montañas, llamadas problemas, crisis o enfermedad.  Día a día nos enfrentamos con situaciones que tenemos que usar el ancla, la soga y los guantes para escalarlas y poder vencer.  Si te mantienes agarrado de las promesas de Dios, tu pie no resbala y podrás ver la realización de lo que Dios habló sobre tu vida.  En Salmos 17:5 nos dice: “Sustenta mis pasos en tus caminos, Para que mis pies no resbalen”.  Eres un alpinista, Dios sostiene tus pasos, sabes que no vas a resbalar y por lo tanto llegarás al lugar de tu destino.  No es fácil, te toca escalar, pero tienes la garantía de que alguien te sostiene y lo lograrás.

No hay comentarios: