jueves, 13 de octubre de 2011

UN DIOS DE PALABRA


El pacto es un convenio  entre dos o más partes que se comprometen a cumplir uno o varios acuerdos establecidos en un contrato formal.  Cualquiera que fallara en uno de los acuerdos del contrato, libera al otro de su responsabilidad.  Pero el pacto que Dios nos hace, nosotros podemos fallar en nuestra responsabilidad, pero Dios no deja de cumplir su parte.  Cuando El hace un pacto lo hace inquebrantable. En Jeremías 33:20 hay una palabra dicha por Jehová, que te demuestra eso.  “Así ha dicho Jehová: Si pudiereis invalidar mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de tal manera que no haya día ni noche a su tiempo, podrá también invalidarse mi pacto con mi siervo David, para que deje de tener hijo que reine sobre su trono, y mi pacto con los levitas y sacerdotes, mis ministros”.   Fíjate en el sol y la luna, que siempre salen a su debido tiempo. Eso no cambia nunca, como tampoco cambiará el pacto que Dios con sus siervos.  Intenta cambiar el día por la noche, si logras hacer eso, entonces Dios altera su pacto.  No hay manera de que Dios retire lo que un día prometió a ti o a tu descendencia. El es un Dios de palabra, que lo que promete eso cumple.  La palabra profética que un día declaró, se cumplirá.  No importa cuánto tiempo haya pasado, ese decreto esta inalterable.  No te desanimes, porque las promesas de Dios están en el proceso de su cumplimiento.
 
HOY TE DIGO que la palabra que Dios decretó sobre tu vida, es inquebrantable.  Quizás has pensado que Dios se olvidó de eso, que no va a cumplir, que ya no tiene validez, que ya caducó.   Dios tiene palabra y lo que te prometió lo va a cumplir.  Tu milagro, tu petición, tu sueño, tu ministerio, tus anhelos te los va a conceder.  Trata de cambiar el día por la noche y si lo logras hacer en ese momento se invalida el pacto, el acuerdo, la palabra que Dios declaró sobre tu vida.  Dios tiene palabra y de repente vas a ver el cumplimiento de su promesa en tu vida.

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