A
veces le prometemos cosas a Dios y le fallamos.
Nos acercamos a El y luego nos desviamos. Le pedimos que no nos deje caer en tentación y
pum! Te lanzas de cabeza. Le dices esta
vez no te fallare y de repente canta el gallo: le has negado tres veces. Cuenta la historia de Pedro, uno de los apóstoles
de Jesús. Le aseguró que nunca lo iba
negar. En su recorrido por la vida, se
vio en circunstancias tan difíciles que le negó. No una vez, sino tres. El que prometió le falló. La primera vez, ni su conciencia le reclamó. La segunda piensa que salió airoso de la situación. La tercera vez que lo hace, inmediatamente se
da cuenta de la barbaridad que ha cometido.
Se arrepiente y reclama la gracia de Dios, que es tanta, que aunque le
fallemos, si nos arrepentimos nos perdona.
Volvió a fallarle cuando se quedó dormido mientras debía estar orando,
mientras caminaba sobre el mar tubo dudas, también cuando en un impulso agrede al
soldado. Una y otra vez, falla y
falla. Pero al final la gracia de Dios
sobreabunda y perdonó todos sus errores.
En la vida le fallamos a Dios, le negamos, nos juntamos con gente
indebida, nos distanciamos de la gente de la iglesia, porque no quieres que te
digan que eres cristiano.
HOY
TE DIGO que si somos infieles, El permanece fiel (2 Timoteo
2:13). Aunque tú te alejes, aunque nosotros le neguemos El está atento a
ti. Aunque las circunstancias de la vida
te quieran mantener ocupado y alejado de Dios, El está a la distancia de una oración,
para olvidarse que le has fallado y entregarte su gracia y su
misericordia. En ocasiones nos importa la
opinión de la gente, más que la de Dios.
Pero hoy debes hacer un análisis de que cuando estás en tus peores
momentos al único que tienes a tu lado y clamas inmediatamente es a Dios. Y aparece con todo su poder a rescatarle y
sacarte victorioso de la situación en la que te estás. No le falles mas a Dios. Hoy el tiene su gracia y su amor para entregártela
tan pronto vuelvas a acercarte a El.
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