martes, 30 de octubre de 2012

PICOTAZOS DE AMOR


Hace unas semanas veo mi ventana  llena de pajas. De repente veo un pajarito trayendo pajas y así estuvo todo el día.  En un momento dado lo organiza todo y forma su nido.  Días después observo que hay 3 huevitos.  Todos los días verificaba el nido hasta que descubrí con emoción que los pajaritos habían nacido.  La pichoncita todos los días los calentaba hasta que ya estaban duritos y salieron y los veo que por fin podían volar.  Dos de ellos se fueron, pero el más pequeño no podía ir muy lejos y se mantuvo en el área.  La mama no lo encontraba,  por lo que cantaba hasta que el hijito le contesto.  Así siguieron hasta localizarlo.  La mama quería enseñarlo a volar alto, pero el pequeñín no podía.  Ella se subía a una pared alta y le cantaba, bajaba y le daba picotazos de amor y volvía a subir  como queriéndole decir que hacer.  El hijo trataba y trataba, pero no podía.  Ella lo intento muchas veces;  subía y bajaba , lo picoteaba, subía y volvía a bajar.  La paciencia con la que ella trataba de explicarle era impresionante. Observe esa escena hasta cansarme y me fui.  Al otro día verifico el pajarito y estaba solito.  No logro volar.  Lo tomo y lo pongo adentro para que estuviera seguro y de repente llega la mama cantando y buscándole.  El le contesta hasta que se encuentran y repiten el mismo ejercicio: le da picotazos de amor suavecito pero convincente.  Finalmente el pajarito voló y se fue. Asombrosa la creación de Dios.

HOY TE DIGO  que la historia del pajarito me recuerda la historia de la biblia sobre la oveja perdida. El pastor cuidaba con amor a sus ovejas, pero cuando se le perdió una, se fue tras ella y al encontrarla la cubrió con todo su amor hasta que se recupero (Lucas 15).  Dios tiene igual cuidado con sus hijos.  Cuando se alejan de El a veces les da picotazos de amor para guiarlos y mostrarles el camino.  Pero su amor siempre nos cubrirá y nos rescatara.  Con esa misma paciencia y amor Dios nos busca, nos cuida y nos ensena las lecciones que día a día enfrentamos.  Pero tenemos que crecer en sabiduría y amor y no permanecer como pajaritos indefensos, esperando siempre que nos rescaten.  Ya eres grandecito y tienes que aprender a volar. 

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