martes, 16 de octubre de 2012

TU MAYOR SACRIFICIO


A veces leemos cosas que nos impactan y pensamos:  “Que esto nunca me ocurra  porque me muero”.  En Génesis 22 cuenta la historia de un padre al que Dios decide probar.  Demás esta explicar el gran amor que sentimos por los hijos.  Dios decide pedirle a este hombre llamado Abrahan que le ofrezca a su único hijo Isaac como sacrificio y le indica donde debe llevarlo.   Este padre, muy obediente a Dios, se levanta temprano con su hijo, corta leña, agarra su cuchillo, y con dos sirvientes y un burro arranca para el monte.  Al tercer día, le dice a los sirvientes que lo esperen allí y sube al monte con su hijo a adorar a Dios y le indica que “regresaban rápido”.  Le dio la leña al hijo, y cuchillo en mano caminaron hasta el lugar.  Pienso que el hijo iba confiado pues su papa acostumbraba a hacer eso, pero de momento le dice:  “Papi, donde está el cordero que vamos a sacrificar?”  Pensó que al padre se le había olvidado llevar el cordero y el le contesta:  “Dios se encargara de darnos el cordero".  Llegan al lugar, prepara el altar, pone la leña y amarra a su hijo.  Me imagino el hijo gritando y preguntando que iba a ser y el padre llorando amargamente, pero obedeciendo a Dios.  En esta dolorosa escena, y cuando levanta el cuchillo para sacrificar al hijo, Dios le habla y le dice:  “No le hagas daño al niño, ya conozco que temes a Dios, porque no me negaste ni a tu único hijo".  Y le proveyó el cordero para el sacrificio.  Dios le juro por El mismo, que por haber hecho eso, lo bendeciría y multiplicaría su descendencia. Cuando Abraham le dice a sus sirvientes que “regresaban rápido”, el estaba confiado en que Dios sabia lo que hacia, y que con algo Dios lo iba a sorprender.

HOY TE DIGO  que Dios muchas veces nos prueba para ver cuánto estamos dispuesto a entregarle y qué lugar El ocupa en nuestros corazones.  Abrahan fue probado con lo más que quería y paso la prueba.  Si Dios te pidiera algo de gran valor, serias capaz de dárselo.  Sacrificarías tus hijos, tu casa, tu trabajo o tus bienes y le darías el primer lugar a Dios.  Analiza que cosa ocupa el primer lugar en tu vida, y piensa si eres capaz de poner a Dios en ese lugar.  A veces tenemos que hacer sacrificios para mantener a Dios en el primer lugar de nuestras vidas, pero la obediencia trae grandes bendiciones.  Sacrifica tu Isaac, y dale el primer lugar a Dios.

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