Le voy a contar una historia de un paralítico que se paraba en un
estanque llamado Betesda. El esperaba el movimiento del agua porque un ángel descendía de tiempo en
tiempo al estanque, agitaba el agua y el primero que descendía al agua quedaba
sano de cualquier enfermedad. En ese
sitio había una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos pendientes al
movimiento del agua. El hombre llevaba
38 años enfermo. El problema del hombre
era que no tenia quien lo metiera en el agua, porque entre tanta gente alguien
llegaba primero que él. El veía cuando
el agua se agitaba, pero por su condición siempre alguien se le adelantaba. Jesús lo ve acostado, sabe que llevaba mucho
tiempo allí, le pregunta: Quieres ser sano?
Y él le respondió que no tenía a nadie que lo metiera en el agua cuando
esta se agitaba. Entonces Jesús le dijo:
Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al
instante fue sanado. Se levanto y pudo andar (Juan 5). Hay varios puntos para analizar. El paralitico creía que solo había una manera
para sanarse, que era metiéndose al agua cuando se agitaba. Esto ocurría de vez en cuando, por lo que se
complicaba la situación para el. Llevaba
muchos años esperando, pero mantenía la esperanza de encontrar a alguien que lo
metiera en el agua. Si todos estaban
enfermos, no iban a meterlo a él primero.
Se mantuvo durante tanto tiempo esperando, hasta que alguien se le
acerca. La espera valió la pena. Esta persona le ofrece otro método para
sanar. Un desconocido le ordena que se
levante y camine. Sin pensarlo dos veces obedeció. Al instante pudo caminar. Aunque no conocía al hombre que le hablo, su
necesidad era tan grande que obedeció y actuó en fe, por eso fue sanado.
HOY TE DIGO que quizás estas creyendo que solo hay una forma de resolver
tu situación y llevas años esperando que se agite el agua para encontrar la solución. Al igual que tu hay muchas personas esperando
lo mismo, y se anticipan y siempre lo logran antes que tu. Tienes un gran impedimento que no te permite
llegar primero. Aunque ves el movimiento
del agua nunca llegas a tiempo. Estas
acostado esperando que algún día lo puedas lograr. Pues te tengo una buena noticia. Pronto un hombre se te aparecerá y te
preguntara si quieres ayuda. Si aceptas esa ayuda, aunque no lo conozcas, y actúas
por fe, recibirás lo que tanto estas esperando.
No en el movimiento del agua, sino una ayuda personaliza. Dios sabe que no te puedes mover. Y enviara a alguien para ayudarte. Yo declaro que pronto gente que no conoces vendrá
no a poner el agua en movimiento y a lanzarte,
sino a levantarte del sitio donde te encuentras esperando tu milagro.
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