Dios
nos promete que en quietud será nuestra fortaleza (Isaías 30). Te dice que lo puedes escribir en un libro
porque esa promesa es para siempre. Son
bienaventurados los que confían en El.
Te promete que nunca más lloraras, porque Dios se apiado de ti y que
cuando clames te responderá. Oirás la
voz dirigiéndote en todo momento. Aun a
tus espaldas, o sea, cuando hayas tomado tu propio rumbo, y dejes atrás a Dios,
aun El te hablara y te dirá: Éste es el camino, andad por él; y no echéis a la
mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda. Cuando oigas su voz a tus espaldas es avisándote
que vas mal, que te dejes guiar por El.
Cuando El te guía, Dios va primero, no tiene que hablarte a tus
espaldas.
HOY
TE DIGO que Dios está muy atento a ti.
Oye tu clamor y te responde. Te guía,
te dirige y te protege. Si te pierdes te
avisa a tus espaldas que vas mal. No hay
manera de que sus promesas no te alcancen.
El te quiere bendecir, no te niegues a recibir su bendición. Sus promesas son eternas, no te olvides de
ellas. Reclámalas!
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