La
incredulidad es la falta de fe, la duda o la desconfianza. Es esa
lucecita interna que parpadea diciendo que no es posible que suceda lo que
estamos pidiendo. Preparamos nuestra mente, nuestro corazón y nuestro
espíritu para creer que se hará realidad nuestra petición, pero continúa esa
luz intermitente e interrumpe nuestra convicción. Cuantas cosas hemos
pedido en la vida, pero la duda no nos permite alcanzarla. Cuantas
oraciones hemos hecho, pero le hemos dado más espacio a la duda que a la fe, y
todavía no hemos visto lo que tanto anhelamos. Dios está dispuesto a
contestar nuestras peticiones pero solamente si le crees, que aunque hoy no
llegue tu contestación, mañana sigues pidiendo convencido de que en algún
momento llegará. Dios que conoce nuestro futuro sabe cuál es el momento
exacto que le sacaremos más provecho a esa petición. No dejes que el
desánimo, la incredulidad o la duda se apodere de tus pensamientos e impida que
descienda la lluvia de bendiciones que Dios ha preparado para ti. En una
ocasión Marta le estaba explicando a Jesús que su hermano había muerto hacían
cuatro días y que ya apestaba, y que ella lo había mandado a buscar pero él se
tardó tanto que ya no tenía remedio la situación. Eso pensaba ella, pero
Jesús sabía que no era así. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees,
verás la gloria de Dios? (Juan 11:40). Cuenta la historia que Jesús lloró
y se conmovió. En ese instante todos pensaron que efectivamente ya no se
podía hacer nada. Jesús oró diciéndole a Dios que estaba seguro que
siempre lo escuchaba, pero para demostrarle a los demás que Dios contesta
oraciones, le ordenó a Lázaro que saliera. Y ocurrió el milagro.
Esta historia es la evidencia de que Dios necesita que tu le creas para
El mostrarte su gloria. Aunque algo parezca imposible para nuestra mente
limitada, Dios puede hacer grandes cosas solamente si le crees.
HOY TE DIGO
que Dios te pide solamente una cosa para que veas su gloria: creer.
Cuando ores y pidas algo a Dios tienes que estar convencido que no
importa cuánto tiempo pase, Dios vendrá a mostrarte su gloria. En la
historia anterior el hombre llevaba cuatro días muerto y ya apestaba. Lo
que parecía imposible para nuestra mente limitada, la gloria de Dios es tan
grande, que lo hace posible. Si crees verás su gloria, si lo
esperas verás tu milagro, si aún cuando todas las circunstancias indiquen lo contrario,
tú sigues creyendo Dios mostrará su favor sobre ti. No te dejará quedar
mal ante un público que está pendiente al poder de tu Dios. Decláralo
públicamente. Ese milagro, esa petición, esa necesidad que tienes,
declara públicamente que Dios lo va a resolver y confía cada día porque Dios va
a cumplir. Te repito como Jesús le dijo a Marta: No te he dicho que
si creyeras verás la gloria de Dios?
No hay comentarios:
Publicar un comentario