A
los tres años el niño Louis Braille estaba en el taller de su padre viéndolo trabajar
durante horas. Un día se subió a una
mesa alcanzo un punzón y se hirió quedando ciego. Asistió a una escuela de ciegos y sordos en Paris,
y allí le pidieron que probara un invento de un militar que era un sistema lecto-escritura
táctil. Al cabo de un tiempo, el joven mejoro
este sistema y lo convirtió en lo que hoy día llamamos universalmente el “Alfabeto
Braille”, que es un sistema con 6 puntos al relieve, que permite descifrar
letras y números. Este sistema precedió al uso de computadora. Además de usarlo para leer y escribir, se
utiliza en los billetes de algunos países, tales como en Canadá y Paraguay para
saber la denominación del billete. También
se usa en otros idiomas en el mundo y en España es posible utilizarlo para emitir el
voto. Con esta historia quiero que veas cómo este
joven convirtió lo que aparentaba ser su desgracia en una bendición para el y
para otros. Pudo quedarse llorando y
lamentando su accidente, y lejos de eso, con sus limitaciones físicas y a tan
corta edad, creó algo de beneficio a muchas personas de su época y de
generaciones venideras. Su desgracia la convirtió
en su legado.
HOY
TE DIGO que a pesar de la desgracia que
puedas estar viviendo, en medio del proceso puedes hacer algo de beneficio a
muchas vidas. Acostumbramos a quejarnos
y a lamentarnos por cosas insignificantes que nos pasan, y cuando nos ocurre
una tragedia creemos que es nuestro final.
Puedes aprender la lección de este joven, e intentar que de cada cosa
que te ocurra, vas a sacar algo de provecho.
Intenta transformar tu desgracia en algo de beneficio a ti y a los demás. Cuando Dios nos quiere usar, permite que pasemos
por procesos que no entendemos y momentos dolorosos, pero al final el beneficio
es nuestro. Nada de los que nos ocurra
impide que se cumpla el propósito de Dios en nuestras vidas. Este joven nunca
hubiera sido conocido en el planeta si no hubiera transformado su desgracia en
un legado a la humanidad. “Y sabemos que
á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien, es á saber, á los que
conforme al propósito son llamados” Romanos 8:28.
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