Consideramos enemigo a aquella persona que se opone a nuestros pensamientos, ideas, actividades o creencias. Que muchos nos quejamos de nuestros enemigos! Que si nos persiguen, nos critican, tratan de destruirnos, nos envidian, murmuran y levantan calumnias en contra de nosotros. Muchas veces por quererles demostrar que están equivocados, nos impulsan a elevarnos en la vida. Provocados por ellos y queriéndoles demostrar que somos mejores, logramos cosas que de otra manera no se nos hubieran dado. Cuando el enemigo te acusa de fracasado, te empeñas en hacer las cosas bien y logras tus metas. Cuando te acusa de no lograr tus sueños, pones el doble de empeño, apuestas a ti y lo logras. Cuando se mete con tu familia y trata de desmoronarla, trabajas con empeño y dedicación para mantenerla unida. Cuando te quieren derribar y destruir, pones todo tu esfuerzo para estar de pie. Goliat impulso a David, pues fue cuando lo derrotó que cobro fama mundial. El faraón persiguió a Moisés hasta que lo llevo a la tierra prometida. La burla de Penina hizo que Ana le pidiera a Dios con urgencia un hijo, hasta que se embarazó.
HOY TE DIGO que tus enemigos son el motor que te impulsan a llegar a tu destino, a tus metas, a tus sueños. No le temas ni te dejes intimidar, porque el único propósito que tienen es el de impulsarte, elevarte y posicionarte muy alto. Cuando te atacan, murmuran o te critican es que de alguna manera admiran lo que hay en ti, que no es otra cosa que el poder de Dios sobre tu vida. Muy bien sabes que si pones tu confianza en Dios, y a pesar de la ventaja que aparentan tener sobre ti, les llegara el día que te tienen que ver victorioso y triunfante sobre cualquier situación. En Salmos 61:3 dice “Porque tú (Dios) has sido mi refugio, Y torre fuerte delante del enemigo”. Esa es la razón porque la que triunfarás sobre ellos, porque te refugiaste en la torre fuerte que es Dios.
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