El
corazón es un templo, donde le permitimos entrar las cosas buenas o las malas. Las cosas que dejes entrar a tu corazón serán las
que definan tu estilo de vida. Si dejas
pasar todo lo bueno, lo correcto y lo agradable a los ojos de Dios, construyes tu
corazón conforme al propósito de Dios y todo te irá bien. Si lo llenas de cosas malas, negativas e
incorrectas, sobre ti construirás muros pesados que un día te pueden caer
encima y destruirte. La historia que les
contaré es de un hombre que aprendió a través de su padre a vivir conforme a
las mandamientos de Dios. Salomón, era
un hijo del Rey David, que le gustaba agradar a Dios. Por mandato de Dios llegó a ser el Rey de
Israel y en una ocasión Dios le pregunta:
Que quieres que te dé? Sin pensarlo
dos veces le pidió a Dios sabiduría para gobernar al pueblo tan numeroso que
Dios le puso en sus manos. A Dios le
agrado tanto su respuesta, que además le dio las mayores riquezas del
mundo. Con eso le construyó un altar a
Dios, pero hizo el mejor templo jamás imaginado para su Dios. Todos se
asombraron de los detalles y del valor de aquel templo que Salomón hizo a
Dios. Todos comentaban de la sabiduría y
las riquezas de este Rey. Le dio lo
mejor a Dios, pero también le pidió que siempre, las oraciones que hicieran
desde ese templo, fueron escuchadas y contestadas por Dios.
HOY
TE DIGO que sigas el ejemplo de salomón.
Construye en tu corazón un templo donde le des lo mejor para Dios. Cuando Dios vea tu corazón, en lo más
profundo, y todo lo que allí hay guardado sea conforme al mismo corazón de Él;
si no ve maldad, ni corajes, ni rencores, ni nada negativo, y todo lo que fluya
sea amor, paz, armonía, buenos pensamientos; te preguntará que quieres que te dé. No solo te dará lo que estas pidiendo, sino
aun mas. Cosas que ni siquiera
imaginabas o esperabas empezaran a llegar a tu vida. De todos lados comentaran sobre ti, y sabrán
y reconocerán que has construido un corazón conforme al propósito de Dios.
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