A
veces en la vida nos creemos dueños del mundo.
Creemos que solos podemos lograr muchas cosas y que nada nos
detiene. Eso está bien hasta cierto
punto. Pero cuando nuestro orgullo
propio va por encima de cualquier otra cosa, el orgullo se convierte en nuestro
dios. Es cierto que queremos prosperar,
que tenemos aspiraciones y sueños, pero deben ir bajo la aprobación de Dios
siempre. Les cuento la historia de un
pueblo que vivía en un llano muy grande y se pusieron a inventar con la construcción. Escaseaban materiales para la construcción y
descubrieron un nuevo modo de construir.
No había nada malo en eso. Pero llego
un momento en que sacaron a pasear a su orgullo propio y dijeron: “Construyamos una
ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. Nos haremos famosos y no
acabaremos dispersándonos por todo el mundo” (Génesis 11). Y cuando Dios los observa y ve que su actitud
no es buena, que le ha crecido el orgullo y vanidad y que se creen capaz de
hacer algo con lo que puedan igualar a Dios, decide confundirlos. El sabia que una vez que el orgullo empieza a
crecer nada los iba a detener hasta lograr su cometido y decide confundir sus
lenguas para que no puedan entenderse entre ellos. De esa manera se corta la comunicación y
limita los planes de ellos que no eran para nada buenos. Te imaginas con muchas personas hablando
idiomas diferentes, no hay manera de
ponerse de acuerdo porque no se van a entender.
Así Dios frustró sus planes porque pusieron su orgullo de triunfar en
primer lugar. El primer lugar en tu vida
debe ser de Dios pase lo que pase.
HOY
TE DIGO que cuando intentes hacer algo que Dios sabe que tu orgullo propio va
por encima de todo, Dios te va a confundir.
No te dejará realizar aquellas cosas que a la larga te dañarán y te
alejaran de El. Cuando vea que tu
vanidad crezca y su amor por El mengue, frustrará todos aquellos planes o sueños
que te vayan a alejar de El. No construyas
torres en tu vida que te alejen del amor de Dios. No construyas cosas que te pueden destruir,
hacer perder o desviar de los planes de Dios para tu vida que siempre son
mejores que tus propios planes. Si lo
intentas Dios te va a confundir. En su
infinito amor por ti no te dejara llegar al punto donde creas que no necesitas
a Dios. La única torre que pueden
construir para que llegue al cielo es tu oración.
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