Cuando Moisés estaba en el desierto con el pueblo de Israel, luego de ver el milagro del Mar Rojo que se dividió para que ellos pasarán, el pueblo empezó a murmurar porque estaban pasando hambre. Comentaban y decían que Moisés los llevó allí y que se iban a morir de hambre, que mejor se hubieran quedado donde estaban que había comida en abundancia. Y Jehová los escuchó y le dijo a Moisés: "He aquí yo os haré llover pan del cielo". Así fue; en la tarde recibieron carne y en la mañana pan. Cada día llovía del cielo su provisión y su alimento. No lo podían guardar para el otro día porque se dañaba. En una ocasión, guardaron comida para el otro día, y amaneció descompuesta y con mal olor. El maná era el pan que Dios enviaba del cielo para alimentar al pueblo en el desierto, era fresco como el rocío de la mañana y su sabor era como de hojuelas con miel y aceite fresco. Según lo hizo en el desierto lo hace hoy día. Dios te envia para cada día tu porción de comida material y espiritual también. Cada día te dará lo necesario. Del cielo te enviará bendiciones. Lloverá tu porción de hoy. No guarde para mañana pues no servirá. Aliméntate hoy. Recibe hoy. Agradece hoy. No importa por el desierto que estes pasando, no importa la situación que estes viviendo, no importa el tiempo que lleves ahí en tu desierto, te llegará tu provisión diaria. Te llegará tu palabra para cada dia.

No hay comentarios:
Publicar un comentario