jueves, 19 de mayo de 2011

REVERDECES COMO ARBOLs

Hoy te comparo con un árbol.  Una mano amorosa lo siembra en buena tierra, empieza a germinar y a crecer.   Disfrutaba el agua, el abono y el cuidado de su sembrador.  La lluvia, los vientos, el clima.  Nada impidió que creciera y se elevara al cielo.  Dió fruto a tiempo y la gente disfrutó de el, de su sombra, de su fruto y hasta los pajaritos se alegraban y cantaban a su alrededor.  Pero un día llegó el mal tiempo y amenazó con destruir el árbol.  Empezaron a secarse sus raíces, ya no daba frutos, las ramas se secaban y se caían y hasta los pajaritos se alejaron de el.  Ya todos hablaban y criticaban aquel árbol que un día fue hermoso, que dió buenos frutos, que dió sombra y que antes todos admiraban.  Solo le quedaba la tristeza de haber sido un día la belleza del lugar, con el corazón roto camino al piso, derrotado y derribado.  De repente aparece otra mano con amor, lo ayuda a levantar, le refuerza las raíces, lo recoge del suelo, y empieza a darle un trato especial, no lo va a dejar morir.  Su cuidado y su amor diario, hace que se ponga fuerte, que empiece a endurecer sus raíces, que empiece a reverdecer, a enderezarce y a ganar altura.  Le llega lluvia siempre, empieza a dar fruto, los pajaritos regresan, de nuevo hay sombra y todos disfrutan del árbol.  Como aquel árbol, así nos sucede a nosotros.  Crecemos con amor, atención y muchos cuidados, hasta vernos hermosos y frondosos y de repente aparece una mano despiadada a destruirnos, a robarnos nuestra belleza, a dejarnos secos, solos y abandonados.  Nos sentimos derribamos, camino al piso, con nuestros sueños muertos, sin fe y sin esperanza, y sentimos que es nuestro fin, que de esta no nos levantamos.  Pero de repente aparece una mano amorosa, nos levanta, nos cuida, nos alimenta, nos mantiene de pié.  Nos hace reverdecer, nos hace dar de nuevo fruto, nos hace dar sombra a los demás y hasta los pajaritos revolotean alrededor.  Una mano vino con amor a cuidarnos.

HOY TE DIGO que si te sientes como árbol seco, que tus raíces se han secado, que tus ramas están cayendo, que ya no das frutos, que ni los pajaritos se acercan, prepárate a sentir la mano de Dios sobre tu vida.  Vendrá con amor, con cuidados especiales, te dará tu lluvia y tu alimento y vas a reverdecer.  Vuelves a levantarte, vuelves a dar frutos, vuelves a dar sombra.  Esa mano que te cuida, ese Dios que no duerme, el que te ama, y te protege, te ayudará a levantarte de nuevo.  Su favor, su protección está sobre ti, tu cuidado día y noche, su inmenso amor será de lo que se alimentan tus raíces.  Te sanará, serás frondoso, tendrás fruto y sombra, todos te admirarán.  El que te hirió, el que te traicionó, el que te falló, tendrá que ver como te levantas y que ya no te afecta su opinión.  Hoy te levantas con mas fuerzas.  Hoy  reverdeces.  Hoy tienes nuevas raíces.  Hoy tienes el amor y el cuidado de Dios sobre tu vida. 

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