martes, 10 de mayo de 2011

QUE MUCHO MOLESTA PENINA

Les quiero contar una historia de dos mujeres que eran esposas de un mismo hombre.  Una era Ana que vivía angustiada porque no podía tener hijos.  La otra era Penina la cual tenía hijos, pero molestaba a Ana porque ella no podía tenerlos.  Su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, la "tripeaba", la enojaba, la hacía enfurecer.  Un día le agotó la paciencia.  Lejos de pelear con ella, o brincarle encima o insultarla, Ana se fué al templo y con amargura en su alma oró y lloró y le pidió a Dios un hijo.  Le prometió que si se lo daba, se lo iba a dedicar a El.  De allí se fué tranquila y nunca mas estuvo triste. Se fué confiada en que no importando lo vieja que estaba, Dios le iba a conceder su petición.  Y así fue; al poco tiempo tuvo un hijo y lo llamó Samuel.  (1ra Samuel 1).  Si Penina no hubiera molestado tanto a Ana, ella no se indigna.  Esto la hizo acercarse a Dios porque el coraje que tenía, el deseo de parar la burla de aquella mujer, las ganas de hacerle tragar las palabras , fue lo que la movió a orar y a exigirle a Dios un milagro.  Y como se acercó a Dios con un corazón desesperado, con necesidad, reconociendo que El era el único que podía terminar con aquella burla, Dios le honró su fe y le concedió su petición.  A nuestras vidas llegan Peninas, que vienen a molestarnos, a tratar de quitarnos la paz, a querer burlarse de ti, a alterar tu ambiente y tu sistema, pero será Penina, la que con sus burlas, hará que te acerques a Dios, a pedirle su intervención divina y un milagro para tu vida, y verás el milagro realizado ante los ojos de Penina.  

Un día una joven que después de molestar a su mejor amiga, traicionarla, y fallarle en su amistad, quiso tambien molestarla y agotarle la paciencia, y pasado el tiempo le pregunta: Cómo tuvo la fortaleza de olvidar?  a lo que ella le contesta:  "Decidí sacar de mi vida, lo que me hacía daño".  Muy sabia respuesta.  Ya Penina no poda molestarla, porque  ella se había acercado a Dios, ya Dios había cambiado su vida, sanado su herida, y había olvidado el ayer y todo el dolor.  Ya había otorgado el perdón a Penina, pero no para hacerse amiga de quien se burló de ella, sino para sanar su corazón y así vivir en paz con ella misma.  

HOY TE DIGO que si en tu vida hay una Penina, que te molesta, que se burla, que te amarga, que te tiene la paciencia agotada, aguanta un poco, porque no se va a salir con la suya.  Ese es el motivo que Dios ha utilizado para que en tu enojo y desesperación corras a donde El a buscar ayuda.  Si Penina no te molesta, no oras y lloras.  Si Penina no se burla, no corres a Dios a pedir tu milagro.  Si Penina no te agota la paciencia, no oras con desesperación.  Si quieres detener a Penina, orarás con fe y verás tu milagro.  No lo tomes tan personal.  Penina llegó a tu vida, no para  derrotarte, sino para enfocarte en tu bendición, en tu oración, en tu milagro.  Hasta que Penina no te ponga al borde de la desesperación, no verás tu milagro. 

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