En tiempos de lluvia ocurren algunas desgracias porque las personas en sus autos se arriesgan a cruzar carreteras cubiertas de agua. A pesar de las constantes advertencias y recomendaciones de no tomar este tipo de riesgos, la persona se aventura a cruzar y es arrastrada por la corriente, que son más profundas de lo que parece. La recomendación generalizada es que cuando veas una carretera inundada “da la vuelta”. Si lo haces no pereces ahogado. Muévete a suelos más elevados. En la vida nuestra sucede lo mismo. Cuando veas situaciones, problemas o pruebas que creas que te van a ahogar, da la vuelta, no mueras ahogado. Muévete a un lugar más elevado, a la oración, al ruego y al clamor a Dios. El enviará un equipo de rescate, ángeles especializados en este tipo de emergencias, que te llevaran a la salida oportuna de tu situación. Enviará un equipo de “Fe-mas”. Ellos te traerán la ayuda para tu oportuno socorro. En Hebreos 4:16 te dice: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Así que ya tienes el lema de tu vida para cuando se presenten esas inundaciones que parecen arrastrar tu vida con fuertes corrientes: “Da la vuelta”.
HOY TE DIGO que aunque te enfrentes a situaciones que parezcan terminar contigo, inundaciones que te puedan arrastrar, problemas que te quieren ahogar. Acércate confiadamente a Dios. Da la vuelta y no mueras en el intento. Clama con fe y Dios enviará sus ángeles a rescatarte. Pero no te empeñes en cruzar porque sabes que morirás en el intento. Si Dios tiene a tu disposición equipos especiales de rescate, porque aventurarte y morir ahogado. Clama, pide con fe y recibe la ayuda para tu oportuno socorro.
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