jueves, 26 de julio de 2012

TENGO ,,,


Haciendo un recuento de las cosas que tengo, me doy cuenta que muchas no son de gran valor.  Tengo muchas heridas del pasado, que me detienen en el presente.  Tengo equipaje de mas que no me deja avanzar.  Tengo armas de guerra que no me funcionan.  Tengo experiencias vividas que han marcado mi vida en forma negativa.  Tengo pocos deseos de pelear y pocas fuerzas para intentar.  Tengo un pasado que quisiera cambiar.  Tengo necesidades urgentes de amor y afecto.  Tengo sueños y metas que no he podido realizar.  Tengo aspiraciones, sentimientos y deseos guardados que no se qué hacer con ellos.  Tengo miedos y temores que quiero vencer.  Tengo también deseos de un nuevo comienzo, quiero que todo cambie, quiero que las cosas sean diferentes.  He tomado la decisión de soltar las cosas inútiles guardadas.  Deposito mis armas y argumentos ante los pies del Dios grande que sabrá equiparme con nuevas estrategias de batalla.  Le entrego las riendas de mi vida, de mi corazón y de mi alma, a la cruz del calvario y a pedirle a Jesús que le dé un nuevo rumbo a mi existencia.  Me canse de luchar, de pelear y de intentar sin obtener los resultados deseados.  Me rindo, ya no peleo más.  Dejare que Dios lo haga por mí.  Le cedo a El mi voluntad y a decirle: Mi Señor, te entrego mis momentos, mis decisiones, mi camino, mi presente y mi futuro.  Aunque no pueda cambiar el pasado, dame un nuevo presente.  Hoy tiro la raya, se acabo lo que se daba.  Ahora reinas y controlas tú.

HOY TE DIGO que si llevas tiempo peleando solo, y no logras ganar tus batallas, siente que no te quedan fuerzas, que tus estrategias no funcionan, que no quieres pelear mas.  Es la hora de entregar las riendas de tu vida a un Dios maravilloso que está deseoso que te rindas a sus pies para empezar una gran obra en ti.  No luches mas por lo que no vale, por lo que no tiene sentido, por lo que no te lleva a ningún lado.  Dile a tu Dios que de hoy en adelante, entregas el volante de tu vida a El para que te guie, te dirija y te lleve a la victoria que tanto has deseado.  Hoy ríndete a El.  Veras la paz que inundara tu vida.  Sabrás que todo en la mano de Dios prospera.  Ese será el final de tu batalla, como dice en Isaías 62:3: “El SEÑOR te sostendrá en su mano para que todos te vean, como una corona espléndida en la mano de Dios”.  

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