viernes, 12 de agosto de 2011

INDOMABLE


Soy fanática de ver películas, pero hay una que la visto cientos de veces y me encanta.  Es una película para niños y mi vecino Elián (2 años)  me pedía que lo acompañara y juntos disfrutar de la película. Trata de un caballo indomable, libre pero de buenos sentimientos.  Era muy apegado y protector con su familia.  Un día tratando de proteger a los suyos, se enfrenta a unos hombres que quieren atraparlo.  Lo persiguen por todos lados, el muy astuto, lograba escapar, pero finalmente lo capturan.  Ya prisionero el caballo no se dejaba dominar, se enfrentaba  y peleaba y no permitía que lo montaran. Pensaba que no importa cuánto lo persigan, si lo atrapan no se rendiría.  Siempre iba a buscar su libertad. No podrán conmigo porque soy libre.  Los había vencido a todos, cuando llega el jefe y le dice que lo dejen sin sustento, sin agua ni comida por tres días. La estrategia era que debilitando su cuerpo lo puede vencer. Estaba débil, cansado, deshidrato, sin fuerzas.  Traen a un joven prisionero en el cual no confía. Varios días después vuelven a tratar de domarlo y finalmente es vencido por el hombre, pero no por mucho tiempo.  De repente el caballo saca nuevas fuerzas, su amigo lo ayuda, vence a sus perseguidores y escapan.  Al principio no confiaba mucho en su amigo, pero este se va ganando su confianza y se hacen grandes amigos. Enfrentan grandes batallas y persecuciones con sus enemigos y casi la muerte, pero juntos siempre salen airosos.  

HOY TE DIGO que esta película me enseñó grandes lecciones.  El caballo siempre lucha por ser libre, que no lo atrapen ni lo sometan.  No importa cuánto el enemigo te ataque, te persiga, quiera vencerte o atraparte, dale la pelea y escapa por tu vida.  Nunca te rindas.  Que sepa que eres libre por Cristo y jamás te va a poder atrapar.  Pero aún cuando te atrape y crea que te ha vencido, aparecerá un amigo, fiel y verdadero, que te ayudara a salir airoso de cualquier situación. Renovará tus fuerzas y juntos podrán lo que se  presente.  Si Dios te hizo libre, no le permitas al enemigo que te haga prisionero.  Quizás estas atrapado en el dolor, en la enfermedad, en la escasez, en la prueba o el sufrimiento.  Pero si tienes ese gran amigo fiel y verdadero juntos podrán salir victoriosos.  El enemigo te dejará sin sustento, te quitará cosas para debilitarte y de esa manera vencerte.  Pero cuentas con ese amigo incondicional, que peleará la buena batalla, que está contigo hasta el final y que preserva tu fe.

He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe (2 Timoteo 4:7) 


No hay comentarios: