Dios nos asignó un pedazo del mudo a cada uno de nosotros. Pudimos nacer en China, Europa, Asia o Inglaterra. Pero nacimos en Puerto Rico y a orgullo lo llevamos. Ese pedazo de mundo donde naciste, es el que te toca embellecer. Lo digo literalmente, pero también espiritualmente. Nos toca mejorar nuestro entorno. Nos toca llevarnos bien con los que Dios permitió tener cerca en este pedazo de tierra tan pequeño. Dios siempre quiere lo mejor para nosotros, por lo tanto, donde naciste es el mejor sitio donde puedes estar. Los padres que Dios te dio son los mejores que encontró para ti. Los hijos que te asignó son los más perfectos para ti. Los amigos de los que te rodeas son los tesoros más grandes tuyos. La familia que te permitió crecer es el círculo que va de acuerdo con tu personalidad o tus intereses. Si cuando nacimos recibimos lo mejor de Dios, nos toca mejorar el pequeño sitio donde estamos. Procura estar en paz con los que te rodean, no murmures ni comentes de los demás y así evitar malos entendidos. Ayuda a todo el que puedas, saluda, sonríe, ama y disfruta tu ambiente. Imagina que Dios te hubiera permitido nacer en Alaska donde hace tanto frío cuando estas acostumbrado a este clima. Si hubieras nacido en otra cultura, donde hay mucho rezago en las mujeres y a las que no le permiten votar, guiar o hablar en público. Imagina vivir en un país donde impera la guerra y no hay paz. No te tocó vivir en un país donde hay hambre o escases y hasta los niños mueren por las precarias condiciones de vida. Somos afortunados. Dios nos dio un pedazo de mundo donde somos libres, actuamos como queremos, tenemos libertad de expresión y hacemos lo que queremos sin restricciones. En Juan 16:33 te dice: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.

No hay comentarios:
Publicar un comentario