lunes, 8 de agosto de 2011

UNA PEQUEÑA FALLA


Estaba leyendo la historia del Rey David en 2 Samuel 10-12.  David fue el ungido de Jehová, y entre todos los hijos de Isaí, escogió al mas joven y al mas insignificante, ya que el era el que cuidaba las ovejas.   Después de ser ungido por Samuel, Dios le hizo grandes promesas, las cuales fue cumpliendo a través de su paso por la vida.  Hasta que finalmente, y tras la muerte de Saúl, fue elegido como Rey.  En todo lo que se proponía, Dios lo prosperaba.  Un día cuando el Rey David estaba tranquilo en su casa, Dios le dio esta palabra profética y hace un pacto con el:  "Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra. Te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. Yo levantaré después de ti a uno de tu linaje y el edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.  Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente".  Todo marchaba bién, pero surge una situación, y lo que el hace no le agrada a Dios.  Por una ventana de su cuarto, ve una hermosa mujer bañándose, la mandó a buscar y se acostó con ella, queda embarazada y cuando ella se lo dice, el toma una decisión que le iba a costar mucho en su relación con Dios.  Betsabé era la mujer de Urias, el cual estaba muy pendiente de los asuntos de su jefe, y llevaba días sin ir a su casa.  David intentó que se acostara con su mujer para de esa manera adjudicarle el hijo, pero no sucedió.  Así que lo mandó para la guerra, y dijo que lo pusieran al frente, para que lo mataran.  Cuando el muere, manda a buscar a Betsabé, tiene el hijo, este se enferma gravemente y muere.   David le pidió a Dios misericordia para su hijo, pero no fue así.  Esta vez Dios amonesta a David y le dice:   ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer.  Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa.  

HOY TE DIGO que esta historia nos muestra, que podemos ser el ungido de Dios, pero somos responsables de nuestros actos.  David después de haber sido engrandecido por Dios, cometió un grave error, hizo cosas desagradables ante los ojos de Dios y tuvo que pagar el precio de sus errores.  Dios apartó la misericordia de el.  Nosotros también estamos expuestos a cometer graves errores a pesar de ser elegidos por Dios para determinado ministerio.  Cuando haces cosas que no le agradan a Dios apartas la palabra profética de Dios sobre tu vida.  Mantente enfocado en Dios, y analiza cada uno de tus pensamientos y de tus acciones, porque una mala decisión te aleja de las bendiciones que Dios te ha prometido. Cuando eres el ungido de Dios, tienes que tomar las cosas muy en serio, porque tienes una responsabilidad con Dios y con lo que te observan, que esperan de ti una buena conducta.  Por lo tanto, en el momento que hagas las cosas mal, Dios se aparta de ti y tienes tu castigo, porque menosprecias el llamado de Dios. 

No hay comentarios: