Llamamos pillo a la persona que entra sin autorización a nuestra propiedad, y que sin consentimiento ni permiso toma nuestras pertenencias. Es triste llegar a tu casa y ver tu puerta o ventana forzada y que tus pertenencias de gran valor han sido robadas. No solo el valor que tienen las cosas, sino también porque invaden tu privacidad. Profanan tu lugar y accesan sin tu permiso. Es una sensación de asombro e impotencia ante el desconocido que invadió tu propiedad. Así también hay un pillo en tu casa que te roba la paz, la tranquilidad, la felicidad. Hay un pillo robándote la unión de tu familia; tiene de rehén las relaciones de pareja provocando violencia domestica; tiene envuelta la familia en juegos electrónicos, en internet, en teléfonos celulares y así rompe la comunicación en el hogar. Hay un pillo en tu vecindario, en tu trabajo, en la casa y hasta en la iglesia merodeando y observando y esperando el momento oportuno para irrumpir violentamente y así robar la paz entre vecinos, amigos, familias y hasta en los miembros de la iglesia. En Santiago 4:7 dice:”Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”.
HOY TE DIGO que ese pillo que entro a tu casa, a meterse con tu familia, tiene orden de arresto divina. Tiene sus días contados, está acorralado por ángeles que han sido despachados para protegerte. Solo basta una palabra tuya, con autoridad celestial, con respaldo del cielo, para que ese pillo huya de tu vida y abandone todo tu alrededor. Desata palabra con poder y este pillo será arrestado por las huestes celestiales que están esperando tu señal , tu aprobación para tomar y encarcelar al pillo que molesta tu casa.
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