jueves, 30 de junio de 2011

UNA MUJER HERIDA

Veo una mujer herida, callada, cabizbaja, le duele la vida.  Rota en pedazos como un cristal.  Necesita a alguien en su vida que le ayude a recoger los pedazos que quedan de ella, alguien que esté dispuesto a pegarlos de nuevo, alguien que le diga que no es el final.  Los golpes de la vida la han roto en mil pedazos, y no sabe armar el rompecabezas nuevamente.  Se pregunta como le hago para comenzar de nuevo, como le hago para aunque sea arrastrarme por la vida, como le hago para que el mundo no vea mi dolor.  Como puedo hacer algo parecido a una sonrisa y que nadie note que es una mueca de dolor.  Esta mujer está herida porque el hombre que amó le destrozó el corazón y la abandonó.  Quizás los hijos se olvidaron de ella y no la vienen a visitar.  Tal vez el hombre que duerme a su lado la golpea.  El esposo la hiere, la ofende o critica.  De su pareja debe recibir amor y tan solo recibe menosprecios, insultos, ofensas.  No importa las razones solo vemos un cuadro de dolor rodeando la vida de esta mujer.  Necesita un alfarero, que recoja todos sus pedazos, los una, y le sople vida de nuevo.  Un alfarero tiene la paciencia de hacer del barro una pieza nueva, no importa cuantas veces se dañe.  La rompe y la hace mil veces hasta que su obra la termina perfecta. En Jeremías 18: 6 dice: "He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano".  Dios es el alfarero por excelencia.  No importa las veces que la vida te haya golpeado, destrozado o roto en mil pedazos, Dios tiene la paciencia, la experiencia y la habilidad de tomar una vasija y hacerla de nuevo.  Dios quiere que deposites todo tu dolor, todas tus heridas, todos tus pedazos en las manos expertas, y te devolverá tu vida como si fueras una vasija nueva.  Ya no tienes porqué andar en dolor, en lamentos o quebrada, cuando tienes a tu disposición las manos de un excelente alfarero, que está dispuesto a arreglar tu vasija.  

HOY TE DIGO que es el día oportuno para que recojas todos los pedazos de tu vida, todo el dolor, todas las heridas, toda la tristeza, el quebranto, la soledad, el llanto, la amargura y todo lo malo de tu vida, y vallas a los pies del alfarero y le digas:  Aquí te dejo todos estos pedazos de mi vida.  Quiero que con ellos me hagas una vasija nueva.  Solo basta un instante en su presencia para que Dios transforme tu vida.  En ese mismo instante Dios te devuelve tu vasija y te le sopla vida y puedes comenzar una nueva vida lejos del dolor.  Pero tienes una gran responsabilidad con tu vasija nueva.  Debes cuidarla y no ponerla en riesgo, ni en manos inadecuadas, ni en manos que no sepan valorarla.   Si un alfarero amoroso con los pedazos de tu vida, te hizo una vasija nueva, no le permitas a nadie que trate de quebrar tu vasija nuevamente.  

No hay comentarios: