A
veces leemos cosas que nos impactan y pensamos:
“Que esto nunca me ocurra porque
me muero”. En Génesis 22 cuenta la
historia de un padre al que Dios decide probar.
Demás esta explicar el gran amor que sentimos por los hijos. Dios decide pedirle a este hombre llamado
Abrahan que le ofrezca a su único hijo Isaac como sacrificio y le indica donde
debe llevarlo. Este padre, muy obediente a Dios, se levanta
temprano con su hijo, corta leña, agarra su cuchillo, y con dos sirvientes y un
burro arranca para el monte. Al tercer día,
le dice a los sirvientes que lo esperen allí y sube al monte con su hijo a
adorar a Dios y le indica que “regresaban rápido”. Le dio la leña al hijo, y cuchillo en mano
caminaron hasta el lugar. Pienso que el
hijo iba confiado pues su papa acostumbraba a hacer eso, pero de momento le
dice: “Papi, donde está el cordero que
vamos a sacrificar?” Pensó que al padre
se le había olvidado llevar el cordero y el le contesta: “Dios se encargara de darnos el cordero". Llegan al lugar, prepara el altar, pone la leña
y amarra a su hijo. Me imagino el hijo
gritando y preguntando que iba a ser y el padre llorando amargamente, pero
obedeciendo a Dios. En esta dolorosa
escena, y cuando levanta el cuchillo para sacrificar al hijo, Dios le habla y
le dice: “No le hagas daño al niño, ya
conozco que temes a Dios, porque no me negaste ni a tu único hijo". Y le proveyó el cordero para el
sacrificio. Dios le juro por El mismo,
que por haber hecho eso, lo bendeciría y multiplicaría su descendencia. Cuando
Abraham le dice a sus sirvientes que “regresaban rápido”, el estaba confiado en
que Dios sabia lo que hacia, y que con algo Dios lo iba a sorprender.
HOY
TE DIGO que Dios muchas veces nos prueba
para ver cuánto estamos dispuesto a entregarle y qué lugar El ocupa en nuestros
corazones. Abrahan fue probado con lo más
que quería y paso la prueba. Si Dios te
pidiera algo de gran valor, serias capaz de dárselo. Sacrificarías tus hijos, tu casa, tu trabajo
o tus bienes y le darías el primer lugar a Dios. Analiza que cosa ocupa el primer lugar en tu
vida, y piensa si eres capaz de poner a Dios en ese lugar. A veces tenemos que hacer sacrificios para
mantener a Dios en el primer lugar de nuestras vidas, pero la obediencia trae
grandes bendiciones. Sacrifica tu Isaac,
y dale el primer lugar a Dios.