miércoles, 6 de julio de 2011

BRINCANDO DE LA ALEGRIA

La biblia tiene diversas historias, y algunas son un poco raras.  Cuando profundizamos en ellas, es que podemos ver la gran enseñanza que tiene.  Hoy les voy a hablar de unas instrucciones específicas que Dios le mandó a hacer a Josué, Este es el jovén escogido por Dios para sustituir a Moisés y dirigir al pueblo de Israel.  Luego de haber cruzado el Jordán, que el mismo Dios abrió el mar y ellos pasarón en seco al otro lado, y le dió maná en el desierto y los alimentó, ya no había dudas de que Dios podía hacer cualquier cosa.  Josué era un hombre que hacía todo lo que Dios le ordenaba.  Iban caminando y llegaron a la Ciudad de Jericó, la cual estaba cerrada, literalmente sellada, nadie podía entrar ni salir de allí.  Dios le dió unas instrucciones a Josué y al pueblo de Israel, las cuales no dudaron en hacer. Aunque parecían raras, no le veían la lógica, no creían que esa era la solución; como Dios lo ordenó, ellos lo hicieron al pié de letra.  Dios le dijo a Josué: «Voy a poner en tus manos a Jericó, a su rey y a sus mejores soldados.  Tú y tus soldados marcharán alrededor de la ciudad una vez al día, durante seis días. Delante del cofre del pacto irán siete sacerdotes , cada uno de ellos con una trompeta. El séptimo día todos marcharán siete veces alrededor de la ciudad, mientras los sacerdotes tocan sus trompetas.  Después de eso, ellos darán un toque largo. En cuanto lo oigan, todos los hombres gritarán con fuerza y los muros de la ciudad se vendrán abajo; entonces cada uno atacará la ciudad sin dar marcha atrás». Así lo hicieron y así obtuvieron su victoria.  Aquí aprendimos a creerle a Dios,  que no importa las instrucciones que de, tienes que hacerlas, aunque parezcan raras o sin lógica, porque Dios quiere probar tu obediencia, tu confianza en El y tu fe.  Si se hubieran rendido al tercer o al cuarto día, no obtenían esta gloriosa victoria.  Ellos cumplieron hasta el final las instrucciones de Dios y por eso vieron la promesa cumplida. 

HOY TE DIGO que si Dios te da unas instrucciones, síguelas al pié de la letra y no las cuestiones, porque El está probando tu obediencia, tu confianza y tu fe.  Hay una manera de tu declarar la victoria sobre tus circunstancias y es brincando de la alegría.  Empieza a brincar de alegría y a declarar que ya venciste, que ya tu prueba terminó, que ya tu enfermedad te abandonó, que ya tu problema se resolvió.  Brinca, brinca de la alegría.  Mira que nadie te vea, y empieza a saltar.  Brincando de la alegría le dirás a tus problemas que tu los vences, le dirás a tu prueba que le llegó su final y a la enfermedad que te llegó la sanidad.  Brincando de la alegría crees y celebras de antemano, en obediencia y en fe, que la victoria de Dios llegará sobre cualquier circunstancia porque ya tu lo estás celebrando.  Ahora, en este mismo instante quiero verte brincando de la alegría y celebrando tu victoria en tu vida. Aunque estés en medio del dolor, de la dificultad, de la enfermedad o de la prueba, brinca de la alegría y declara firmemente convencido que la victoria es tuya, si quieres por siete días, si quieres dando vuelta, o si quieres cantando y gritando y declarando que ya Dios lo hizo.

No hay comentarios: