sábado, 30 de julio de 2011

EL FARO QUE ME ALUMBRA


Un faro es una torre situada cerca de la costa  para ayudar en la navegación de los barcos y que dispone en su parte superior de una lámpara potente, cuya luz se utiliza como guía y gira 360 grados. Cuando los barcos ven esta luz saben que están cerca de la costa, los intervalos y los colores de la luz le indican a qué punto de la costa se encuentran y algunos tienen sirenas, para emitir sonidos en días de niebla densa, cuando la luz no es tan efectiva.  El GPS es un moderno sistema de navegación por satélite que le ha quitado importancia a los faros.  Pero siempre los usan, especialmente en la noche, ya que permite verificar la posición en la carta de navegación.  Antes los faros tenían un guarda faros que vivía en el mismo faro, y se ocupaba de su mantenimiento y limpieza, especialmente de la iluminación. Hoy día, los pocos faros que siguen en uso, son operados de forma automática, y vigilados a distancia. El faro de Alejandría fue una torre construida en Egipto, una de las estructuras más altas y fue identificada como una de las Siete Maravillas del Mundo.  Dios es mi faro, mi torre fuerte, mi muro, mi refugio en tiempos difíciles.  La luz que me indica el camino.  En medio de la obscuridad me guia y en la distancia, aunque su luz se ve pequeña, me señala a donde dirigir mis pasos.   En ese faro hay cientos de ángeles pendiente a la iluminación que es la que me guiará.  Si la luz se desvanece, me pierdo en el camino.  Por eso El le ha delegado a los ángeles que mantengan esa luz en óptimas condiciones porque será la que nos guíe a nuestro destino.  Habrá nubes, niebla, oscuridad, tormentas, pero la luz gira a nuestro alrededor para iluminarnos el camino.  En tu vida habrá problemas, pruebas, tribulaciones o mil situaciones, pero siempre podrás ver a lo lejos la luz te guíe a la solución de cada momento difícil que estés viviendo.

HOY TE DIGO como dice en el Salmo 61:3: "Porque tú has sido mi refugio, Y torre fuerte delante del enemigo".  Dios es tu torre fuerte, tu faro, el que te guía, el que te ilumina el camino y la salida. El es tu protector, el que te defiende de tu enemigo.  No importa la niebla del camino que se llama desesperación y no te deja ver la salida.  La oscuridad que es cuando pierdes la fe y no sabes a donde dirigirte.  Las nubes que son esas situaciones que se aparecen de momento y complican la terrible prueba que estas pasando.  Las tormentas que es ese problema que te azota por un buen tiempo y no quiere soltarte.  Tienes que mantener tu vista en la luz del faro, mantente enfocado, y no desvíes tu mirada.  Si miras atentamente la luz del faro, todo lo que pase alrededor no te sumerge, te mantienes a flote porque has fijado tus ojos en la luz del faro que es Cristo. Una vez llegues a donde El, y te encuentres con el guardián de la torre, te darás cuenta que todo lo que navegastes y pasastes en el camino para llegar allí, valió la pena.  El guardián te dirá:  llegastes a la torre fuerte, al faro, a los brazos del guardián que te protegerá y te guiará no importa las travesías que tengas que volver a dar. Pero jamás olvides mantener tus ojos en el faro que te alumbra que es Dios. 

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